Muchos peregrinos pernoctaron a la intemperie para poder verle
SANTIAGO DE COMPOSTELA, sábado 6 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Miles de personas acompañaron hoy al Papa Benedicto XVI durante toda su estancia en Santiago, desde que el avión papal tomó tierra en el aeropuerto de Lavacolla hasta su despedida en el momento de partir, después de la Misa, hacia Barcelona.
El Papa llegó hoy a un Santiago envuelto en una niebla cerrada, que no impidió a miles de personas llegadas desde toda España acompañarle en todos los momentos de su breve visita a la Tumba del Apóstol.
De hecho, según fuentes locales, ZENIT pudo confirmar que la ciudad compostelana ya estaba literalmente “tomada” desde la tarde-noche del día anterior por grupos llegados de toda Galicia e incluso de lugares más alejados.
Muchos grupos tuvieron que pernoctar al aire libre, en plazas y espacios públicos, por falta de espacio, siempre con el miedo a la lluvia, pues Santiago es la ciudad con mayor índice pluviométrico de España.
El acceso rodado a la capital se hizo difícil ya por la tarde. Por la noche, en varias parroquias se celebraron vigilias de oración por el Papa. La diócesis había convocado para el viernes un día de ayuno, en preparación de la visita.
Según explicó a ZENIT el padre Javier Mira, que trabaja en la archidiócesis de Santiago, el ambiente durante toda la visita ha sido de “gran alegría”. Destacaba la presencia de personas procedentes de Cataluña, que acompañarán al Papa también mañana en Barcelona, para lo que tendrán que viajar toda la noche más de mil kilómetros.
“Gran parte de los peregrinos han sido familias con sus niños, muchos niños, que han tenido que hacer un buen recorrido a pie para entrar en la ciudad”, explicó. “Incluso había gente que se te acercaba en la calle y te pedía confesarse allí mismo”.
Aeropuerto
Esta mañana, una niebla fría y cerrada acogió al Papa Benedicto XVI a su llegada a Santiago de Compostela, hasta el punto de impedir la visibilidad en algunos puntos del recorrido papal.
A pesar de ello, y ya desde el acceso a la terminal del aeropuerto, centenares de personas esperaba el paso de la comitiva papal desde primeras horas de la mañana.
El avión del Papa llegó a Santiago con unos minutos de adelanto sobre el horario previsto. Dentro del recinto les esperaban, además de las autoridades civiles, militares y religiosas, cerca de un centenar de familias con sus hijos, que no dejaron de aclamarle desde que pisó tierra.
De hecho, después de la ceremonia de bienvenida, el Papa tomó en brazos y besó a dos niños pequeños, los benjamines de dos de las familias presentes, muy numerosas (8 y 9 hijos cada una).
Otro de los detalles de la ceremonia fue el hecho de que, después del coloquio privado con los Príncipes de Asturias, el Papa mantuviese, en la sala de autoridades del aeropuerto, un breve encuentro no previsto en el protocolo, con Alfredo Pérez Rubalcaba, vice primer ministro del Gobierno español, en representación del presidente Zapatero.
Los once kilómetros que separan el aeropuerto de la ciudad los recorrió el Papa en coche panorámico, acompañado de su secretario, monseñor Georg Gaenswein, y del arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio.
Hubo gente vitoreando al Papa desde la salida misma del aeropuerto, y apostada en varios tramos de la carretera, exceptuando las zonas boscosas o de difícil acceso. La presencia de la multitud se hizo patente en los dos últimos kilómetros, prácticamente ya en casco urbano, y especialmente en la Puerta do Caminho.
De hecho, como informó ZENIT en su servicio del pasado jueves, la organización del viaje había previsto la división en sectores de los últimos tramos del recorrido, para que, según la “consigna” de este viaje, “todos puedan ver al Papa”.
Había sectores reservados a peregrinos procedentes del resto de España y Portugal, otros reservados a los procedentes de Galicia, y los últimos cercanos a la catedral, reservados a las parroquias de Santiago.
Los peregrinos acompañaron al Papa con banderas vaticanas y globos de colores, gaitas, e incluso en cierto momento el coche papal recibió una lluvia de claveles rojos y blancos.
En la catedral
El Papa llegó a la Puerta de la Azabachería a las 12:30, donde fue recibido por el Deán y el Cabildo entre los vivas de la gente. Nada más entrar en el templo le aguardaban los obispos españoles que no pudieron acompañarle en el aeropuerto.
Benedicto XVI recorrió a pie el interior de la catedral, donde le esperaban sobre todo niños, ancianos y enfermos, junto con personas consagradas y sacerdotes.
Tras detenerse unos momentos a rezar ante el Santísimo, el Pontífice se dirigió hacia el Pórtico de la Gloria, desde donde saludó a los miles de fieles que le esperaban en la Plaza del Obradoiro. Allí el Deán, José Mª Diez, le explicó el significado de las representaciones de este Pórtico, una de las joyas del arte medieval.
Seguidamente, el Papa volvió a entrar en el templo y salió por una de las puertas del ábside, la Puerta Real, desde donde recorrió a pie los pocos metros de la plaza de Quintana que separan de la Puerta Santa.
En ese momento, dos mujeres se le acercaron para revestirle con una esclavina oscura con la cruz de Santiago y la concha, el típico hábito del peregrino compostelano.
Entrado de nuevo, el Papa se dirigió al sepulcro del Apóstol, en la cripta, tras lo cual subió a dar el tradicional abrazo al busto del Apóstol.
Al final de la ceremonia, tras su discurso, el propio Papa encendió el Botafumeiro, el enorme incensario que se mece sobre los fieles cada año santo, a los acordes del himno a Santiago.
Por Inma Álvarez
Este material nos ha sido remitido por nuestro Hermano Cofrade y Fundador Carlos Castro desde España Agradecidos Carlos¡
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