jueves, 1 de julio de 2010

El Camino de Santiago: camino de estrellas

El Camino de las Estrellas, pespunteado por hitos sagrados, veredas absolutorias, comienza desde distintos ángulos de Europa, y busca arribar a la Catedral de Santiago ahíto de peregrinos, que durante el trayecto han sido milagrosamente convertidos a la comprensión de la causa de los apóstoles que acompañaron y aliviaron el sacrificio de Jesús en la tierra. Motivados por la conversación en silencio con Dios, van entendiendo en cada paso que dan las razones para que Jesús y los suyos, hombres ásperos que habitaban sin esperanzas en la vieja Galilea, de pronto, frente a la sencillez celestial del Nazareno, percibieran el plan de la creación, el discurso del creador en la naturaleza, y los verbos múltiples que habitan en su principal criatura. Esas criaturas, aunque desobedecieron y pagaron con la expulsión del paraíso que es el espacio compartido con El, han recibido el perdón con la corporización de Dios en Jesús. No el simple exculpamiento, sino el perdón que se obtiene con la penitencia, con el dolor de compartir la herida que se le causó al supremo hacedor, al consentir que le pervirtieran la pureza con que modeló el barro inocuo de la tierra oscura, y lo animara con su aliento bondadoso.

Tan larga como sea nuestras vidas El Señor nos muestra que debemos recuperar Su Gracia con denuedo.

No basta rezar y pedir indulgencia santurronamente: minimizar el plan de dios en la cómoda expresión del “ya me perdonarás porque eres misericordioso”. Al ser imagen y semejanza suya estamos obligados a predicar la compasión y el amor que solicitamos, a veces sin merecerlo, hacia otras personas, otras almas que resisten La Gracia de El Señor y evaden el compromiso de cumplir con la misión encomendada, escudados en indeleble indiferencia.

El Hijo y El Padre, nos observan en nuestra tozudez, en la sevicia de todos los días y cuando, en algún momento de desasosiego, al comprender que agostamos la vida sin rozar siquiera la mano tierna de Jesús, y solicitamos una explicación del cómo hacer para retornar al consuelo de Dios, las señas nos conducen a ese Camino. Un camino de Iniciación, Conversión y Perdón.

Todos debemos saber que el nombre de Dios se lee en las estrellas. No el nombre y apellido de una entidad social, sino el inmenso sustantivo de la creación. Al voltear hacia arriba, en las constelaciones su palabra nos habla y nos recuerda el principio llamado Génesis; nos indica, sin duda, que el firmamento, el fiat lux, es la primera señal del abecedario creador.

Esa luz infinita El quiere hacerla comprensible para su principal creatura.

Y uno vislumbra que cuando quiere volver al perdón, al conversatorio con El Padre, cuando necesite purificar el Alma que es la identidad con El Creador, debe volver a caminar hacia las estrellas. A recorrer con humildad El Camino de Santiago.

Leoner Ramos.
Junio 2009-06-06.

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